Cosa del destino


Los otros días anduve espiando el blog de Marisa y justo en la primera entrada encontré algo filosofesco que me hizo acordar a mis viejas épocas de olimpíadas y demás cosas... por eso me entraron ganas de escribir algo sobre filosofía.

Y, como no puede ser de otra manera, el destino es algo tan filosófico como la pregunta de '¿por qué estamos acá?'. Siempre cuestioné millones de cosas, creo que empecé cuando me di cuenta de lo boludo que podía llegar a ser si seguía al pie de la letra lo que me decía mi profesor de Formación Religiosa.

Pero la pregunta que me hago ahora es: ¿no sería divertido vivir sabiendo el destino que vamos a tener? Supongamos que podemos cambiarlo decidiendo hacer o deshacer cosas, ¿no sería un desafío mayor que vivir sin saber a dónde queremos o vamos a llegar?

A mí me gustaría probarlo... qué se yo... el saber que, por ejemplo, voy a terminar siendo de acá a 20 años un mecánico con taller a la vuelta de mi casa, pero también con la esperanza de que algo voy a tener que hacer para modificar eso y ser otra persona, tener otro futuro.

Además, la vida va a ser y seguir siendo una cuestión de estrategia. Planificamos cosas, movemos piezas, pensamos ataques, defensas... hasta algunos todavía piensan en abandonar. La mejor foto que ví, y que explicaba muy bien la idea de vida que tengo, es la de un tablero enorme de ajedrez...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que fumaste flaco!!!


O convidas o lo dejas!!!

Anónimo dijo...

Si me fumaría algo cada vez que escribo la misma gente de la banda ancha me cortaría el servicio por el bien de la comunidad... :p

Anónimo dijo...

No tengo idea de la foto del tablero de ajedréz de la que hablás (aunque no es tan difícil de imaginar, porque es eso, un tablero de ajedréz)pero la que está ahora es genial.

Hablando del destino. Supongo que tener la opción de conocer nuestro destino y tener la posibilidad de intentar cambiarlo, sabiendo en qué va a terminar, y persistiendo de igual manera, es un poco lo que nos pasa todos los días.

O al menos cuando por ciertas características de mi vida y mi personalidad nunca creí que iba a estar donde estoy hoy por hoy. Y todos los días me sorprendo de cómo las cosas que parecían mentira, se acercan y me cachetean la cara. Es genial.

No soy extremadamente existencialista, pero no soy religiosa tampoco. Y el destino es algo que no me convence pero no me es indiferente.

Hay mucho por conocer, y no me gusta ser determinante en lo que no se. ¿Será cosa del destino? :P

Saludos!

Anónimo dijo...

Con esa reflexión te ganaste el tereré que me pediste en el foro :p cuando esté por allá llevo jugo Tang (así se escribe?)

Saludos!

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